Todo iba perfecto, las pastillas de las 6:00 A.M. me permitían moverme sin dificultad y lo que es mejor, poder estar de pié erguido y por tanto sin dolor de espalda.

La víspera me había comprado una “súper sartén” anti adherente a la piedra. Su exterior imitaba a los antiguos pucheros de cobre y en su interior había una gran pegatina con Pepe, de Masterchef ,contando las excelencias del producto. Me moría de ganas de estrenarla y además esa tarde venía mi nieto, conocido en los ambientes como “el monstruo de las tortillas de patatas”.
Aprovechando la tregua de Mr. Parkinson me puse con mi flamante sartén a prepararle una tortilla, definida por el gran gastrónomo Néstor Lujan como el “as de oros de la cocina española”, que, por cierto, me salen de rechupete.
Antes de proseguir quiero hacer constar que soy un cocinero parkinsonita responsable. Con ello quiero decir que soy consciente de los peligros potenciales de una cocina y que cuando se tiene Parkinson, pasan a ser exponenciales. Por tanto, solo cocino cuando estoy en “super ON”, en caso contrario me abro una lata o llamo al telechino, no es cuestión de correr riesgos innecesarios pues ya voy bien servido con lo que hay.
No voy a entrar en polémicas de cebollistas, no cebollistas, muy cuajada o baveuse (jugosa), migosa u hojaldrada… pues cada casa tiene su estilo. De todos los tipos de tortilla me he especializado en la más complicada, la del norte: hojaldrada, jugosa y con cebolla, la que exige más elaboración y atención. En mi historial no ha habido tortilla que se me haya resistido, aunque estuviera pegada a la sartén lograba rescatarla. Cuento mis logros, no por vanidad, sino para que podáis entender mejor mis sentimientos del día de autos.
- Me estaba saliendo de 10, le había dado la primera vuelta y la cara era amarilla, homogénea sin quemazos: “apuntaba maneras”.
- Volví a repetir la operación: Sartén en la mano derecha, plato sobre la izquierda, giro hasta la pila, pues desde siempre tengo la costumbre de dar la vuelta encima del fregadero.
- Cuando doy la orden de voltear mi brazo derecho, la ejecuta perfectamente, pero el izquierdo, ay el izquierdo…
- Se movió “discinésico perdido” hacia la izquierda.
- Evidentemente, animado por la ley de Newton, mi proyecto de tortilla aterrizó sobre la pila de fregar.
Era mi primer “contratiempo”, en un curriculum impecable. Me produjo una sensación de impotencia, rabia y tristeza increibles. Otro aviso más de Mr. P con sus “Hello, I’m here” para recordarme que, como los niños en los colegios, él también “progresa adecuadamente”.
Para que os hagáis una idea de lo fuerte que son estos movimientos discinésicos aislados e inesperados, os adjunto las fotos del desconchón que hice en la pared de mi cuarto al golpearla con el reloj de forma inopinada acto seguido del episodio de la tortilla. Obsérvese el estado del reloj DE ACERO tras el impacto. ¡Con Mr P no ganamos para pintores! (ni para relojes).
Pero volvamos al fregadero. A la porra Mr P, no era el momento para lamentaciones sino para la innovación culinaria. Adjunto foto de “desestructuración de huevo sobre patata y cebolla caramelizada” ¿cómo lo veis?. Al “monstruo de las tortillas” le encantó.

Para más I.N.R.I., la “cojosartén” también resultó un fiasco, ved como se pegó el huevo. ¡Vaya diita!
Pero no hay mal que por bien no venga, mirad lo que me trajeron han regalaod: una sartén doble, ¡Con este invento no fallo una!
Firmado: Javier Freundlich
Nunca mejor dicho, con un par de huevos
Está genial tu ánimo inquebrantable y tu afán por sortear cualquier obstáculo. (Cuidado que como se entere F. Adriá…)
Enhorabuena Javier por tener tanto sentido del humor, eres grande,
Que suerte tiene tu nieto con tus tortillas!,,
Un saludo
Jajajajajaja muy buen post
le doy vuelta en el aire..jijiji..a ver cuanto dura…no entiendo la patata hojaldrada…. quiere decir bien fina y bien frita?…..