¿Quién ha acudido a una boda, bautizo o sepelio y no ha escuchado el famoso Aleluya de “El Mesías” de George Frideric Händel? Por si no fuera el caso lo puedes escuchar aquí, https://www.youtube.com/watch?v=MMkgB7Q5j8E . De paso observa como la directora de la orquesta pone al público de pie tras los primeros compases. Luego explicaré la razón.
¿Cómo surgió este himno tan universal?
Si cruzamos los datos de la biografía de Händel (1685 Halle, Alemania – 1759 Londres, Reino Unido), con los de su creación musical y los de su historia clínica nos llevaremos alguna sorpresa.
En 1710 tras formarse en Alemania e Italia, entra al servicio del Príncipe Elector de Hannover, Georg Ludwig que, mira tú por donde, el parlamento Británico elige como Rey de la Gran Bretaña e Irlanda tras la muerte sin descendencia de la reina Ana. No tardó un minuto en hacer las maletas y acompañar a su jefe, que tomó el nombre de Jorge I. .
Otro aspecto relevante es su faceta de empresario, ya que fue uno de los primeros grandes músicos que compuso no sólo para el noble de turno, sino para el público general. Tuvo varias compañías con resultados muy diferentes.
En los años 30 empieza a tener serias dificultades económicas. Componía y representaba operas de tipo italiano, muy exitosas en el pasado pero que ya no interesaban al gran público. Además, había perdido el favor del nuevo rey Jorge II.
Se fueron acumulando las adversidades. Su pasión por la buena mesa y el vino de Oporto (no se le conocen excesos), junto con el estrés que le producía la crítica, los acreedores, la quiebra de la empresa, la pérdida del favor real… Y el 13 de abril de 1737, a la edad de 56 años, tuvo un ictus cerebral (por isquemia o embolia) que le produjo el siguiente cuadro: “gran fatiga y desgano, asociados a una parálisis que ha afectado cuatro dedos de su mano derecha… impidiéndole interpretar música. En ocasiones este trastorno parece haber afectado también su intelecto”. Para mayor intranquilidad sabía perfectamente que su madre y su abuela murieron tras un episodio similar. Se convierte un muerto en vida. Desahuciado por los médicos decide ir al balneario de Aquisgrán en su tierra natal.
Viajar en aquella época además de caro era lento y muy incómodo. El vehículo más usado era la galera (tipo carreta del oeste americano). Se tardaban 22 días gracias a la red de postas. Si para una persona sana resultaba agotador, para un hemipléjico era un auténtico infierno.
Le prescribieron tres horas de tratamiento diario, pero él pasaba nueve en el agua. Estaba desesperado. A las 6 semanas sucedió el milagro, recuperó la movilidad y hasta pudo tocar el órgano de la catedral de Aquisgrán antes de volver a Lendres en noviembre. De esta manera cerraba el ciclo de dolor, sufrimiento, muerte, esperanza y resurrección que comenzó con el declive de la ópera italiana y que le marcaría para el resto de su vida.
De la ópera pasa al oratorio, composición musical dramática sin puesta en escena, que era lo que pedía el público de la época. Era consciente de que vivía un momento de cambios importantes en todas las facetas de su vida. Las deudas le seguían agobiando. En 1741 celebró lo que él creía que sería su último concierto. Arruinado, sin creatividad alguna y enfermo decía: “¿Dios, por qué me dejas vivir si no puedo volver a crear?” No le tenía miedo a la muerte, lo que le provocaba auténtico pavor era la falta de creatividad.
Así andaban las cosas cuando en el mes de julio de 1741 el poeta Charles Jennens le hace llegar un libreto de un oratorio sobre la vida de Jesús para que le pusiera música. Tras su lectura queda cautivado por el proyecto y en sólo tres semanas escribe la que sería su gran obra universal: El Mesías
Händel se vio a si mismo en el libreto, era su historia, él también había padecido, sufrido, descendido a los infiernos de su enfermedad y había resucitado en Aquisgran. Por eso su música logra trasmitirnos de forma magistral el conjunto de sentimientos que van ligados a los procesos de cambio personal. Esa es la clave de su éxito.
A partir de este momento su vida da un giro de 180º, el estreno en Dublín fue un éxito importante, pero todavía tuvo más impacto la reacción del joven rey Jorge II cuando se estrenó en Londres. Tras los primeros compases del Aleluya, el rey se puso de pié y claro, el resto de la sala tuvo que hacer lo mismo. Desde entonces, en el Reino Unido, el Mesias se escucha de pié (ya sabéis el origen de la tradición). Éxito rotundo.
El Aleluya supuso la sanación y la salvación de Händel, por ello decidió que nunca percibiría dinero alguno por El Mesías: “No quiero percibir dinero por esta obra. Jamás admitiré dinero, jamás. Estoy en deuda con alguien por ella. Será siempre para los enfermos y los presos. Yo mismo estaba enfermo y gracias a esa obra he sanado; me encontraba preso y ella me liberó”.
¡Qué gran ejemplo de humildad y agradecimiento del genio alemán!
No por menos dijo Ludwig van Beethoven: “Händel es el compositor más grande que jamás ha existido. Me descubriría y arrodillaría ante su tumba”.
Firmado: Javier Freundlich
Apenas tenia 3 años una hermana de mi padre que cantaba en el orfeón del conservatorio de Cádiz, me llevaba a los ensayos pues me encantaba la música y el director viendo lo atenta que escuchaba todo el tiempo me preguntó un día que quería oír, mi respuesta fue…… Aleluya, Aleluya que hice cantando desde ese día se me quedó la niña del aleluya. Hasta hoy día que tengo 75 años es mi música y es la que quiero que suene en mi funeral
Javier, muy interesante tu articulo. Además de Parkinson, aprendo de música. Ignoraba que en U.K. se oyera de pié y tampoco el porqué. Has logrado que aumente mi admiracion por Haendel. Muchas gracias
Javier una vez más me dejas atolondrado de lo que sabes. no tener miedo a la muerte sino a la falta de creatividad es algo impresionante a mí me ocurre algo similar la diferencia es que yo tengo miedo a ambas cosas bueno miento a perder la creatividad no porque ya la perdí, un fuerte abrazo
Querido Paco:
Aunque en mi carrera profesional me dediqué al marketing, la historia y la música han sido mis dos pasiones, así que no me preguntes sobre otro tema pues comprobarías mi ignorancia.
Gracias por estar siempre ahí
Un abrazo
Javier Freundlich
Muy interesante. gracias por contarnos cosas curiosas, me pondré de pié cuando lo escuche sabiendo por qué lo hago
Querida María Insula:
Sí, Jorge II se puso de pié, lo que no sabemos a ciencia cierta es la razón. Unos dicen que se emocionó, pero las malas lenguas argumentan que fue porque creyó que era un himno «oficial» y ante la duda. No olvidemos que él también era nacido en Alemania y a diferencia de su padre que nunca aprendió ni el idioma de su nuevo país, Jorge II se mimetizaba de británico y me puedo imaginar que la segunda hipótesis sea la más realista. Pero bueno lo importante es que hay que ponerse en pié en UK.
Muchas gracias por tu comentario
Javier Freundlich
¡Gran trabajo, Javier!. A partir de ahora, «El Mesías» será escuchado de otra manera y, Händel, visto con otros ojos
Querido Vicente:
Espero que no uses los ojos ni de Haendel ni de Bach. No se conocían a pesar de ser del «pueblo de al lado» y contemporáneos, pero los dos tuvieron problemas de visión y les operó el mismo médico que por cierto les remató a ambos dejándolos invidentes. Siempre le estaremos «agradecidos» al Dr. Taylor, que además era un farsante.
Un saludo
Javier freundlich
Muy muy bueno, gracias por compartir,,,,hoy escuchare El Mesias,,en vuestro honor
Fantástico artículo. muchas gracias.
Querido Juan:
Soy yo el que te da las gracias por compartir tu opinión
Un saludo
Javier Freundlich
Querida Pilar:
Espero que hayas «resucitado» mientras escuchabas el Aleluya, esa fue la intención de Haendel, hacernos sentir «sanos» durante unos minutos. Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo
Javier Freundlich