«Abrí la puerta y allí estaba una mujer, muy maquillada y ligera de ropa, preguntando por mi padre.» Así me describía una cuidadora como descubrió el problema de hipersexualidad que tenía su padre de 78 años. Al leer esto quizás te sonrías, o por el contrario, te escandalices… pero si lo piensas dos veces y te pones en la piel de esa hija, te das cuenta de lo dramático de la situación.
No es el primero, ni el último caso como este que escucharé en mi consulta. La adicción al sexo, a las compras, al juego y a la comida son relativamente frecuentes en pacientes con la Enfermedad de Parkinson, hasta un 17% de los pacientes tratados desarrolla un problema de este tipo (17 de cada 100, te das cuenta, ¡una barbaridad!) (1).
Tengo pacientes que se han jugado hasta las pestañas en el casino, pero también quienes han perdido mucho dinero sin moverse de casa, gracias a los juegos de azar de internet. Otros se han dedicado a coleccionar antigüedades, monedas, cámaras… casas (si, ¡casas!). Se han gastado lo que no tenían.
Otros han engordado kilo tras kilo hasta tener un problema de obesidad por la incontrolable apetencia por los dulces y gracias a atracones, a veces nocturnos.
Sí, algunos de nuestros tratamientos neurológicos afectan a la capacidad de tomar decisiones basadas en la experiencia y memoria del sistema de recompensa-castigo. Ese neurotransmisor (mensajero entre neuronas) que llamamos dopamina está muy relacionado con que aprendamos del castigo (no volver a tocar ese fuego porque te quemas o no volver a jugar a la ruleta porque pierdes). Y, como seguro que sabes o has adivinado, la base del tratamiento de los pacientes con la enfermedad de Parkinson y otros parkinsonismos es la levodopa o similar (como son los agonistas dopaminérgicos). También es el tratamiento para algunas personas con piernas inquietas.
¿Qué hacen estos fármacos? En algunos pacientes (17%) producen un desequilibrio en ese sistema dopaminérgico que nos procura la capacidad de aprender de nuestros errores y de nuestros aciertos. Las personas afectadas perciben de forma atenuada el castigo (esos números rojos de la cuenta corriente, por ejemplo) y por tanto, adoptan conductas de riesgo. A mayor dosis de levodopa o agonistas dopaminergicos, más comportamiento adictivo.
No solo pueden caer en la ludopatía, la hiperfagia, y apetencia exagerada por el sexo o por las compras (lo que denominamos trastorno del control de impulsos), sino que pueden dedicar mucho tiempo al algún hobby. La afición puede ser la jardinería, la pintura, la tecnología, los crucigramas, colorear mándalas, la actividad en redes sociales… y la persona pasará horas y horas inmerso en esta actividad hasta el punto de ignorar sus relaciones sociales y los horarios habituales de comida o de sueño. La producción puede ser enorme y no cabrán tantos cuadros, manualidades o plantas en la casa…
Pero, ¿por qué le pasa esto a algunas personas y no a otras? Porque estos problemas no le pasa a todo el mundo. Gracias a grandes estudios epidemiológicos se ha visto que es más frecuente entre pacientes jóvenes, que viven solos, con antecedentes de ludopatía, fumadores (al fin y al cabo, otra adicción) y que sufren más discapacidad, depresión, ansiedad e impulsividad.
Os preguntaréis, y ¿qué hacemos? Lo primero siempre es intentar prevenir, por tanto advertir al paciente y sus acompañantes de la posibilidad de este efecto secundario para que nos comenten en seguida si detectan algún comportamiento adictivo. Y si se desarrolla, bajamos la medicación, a veces, hasta la tenemos que suprimir por completo. Lo más habitual es que la conducta se normalice. Problema: puede surgir el comportamiento contrario. La persona puede tornarse apática y sus familiares se quejaran de que no tiene motivación para hacer nada y parece que «pasa» de todo (aplanamiento emocional). Básicamente, o nos pasamos o frenamos demasiado, y hay que ajustar la medicación con mucho cuidado para conseguir el justo equilibrio.
En otro post os comentaba que una mente enferma puede servir de ventana a la mente sana ( donde surge la creatividad en el cerebro). Aquí tenemos otro ejemplo de cómo adentrarnos en el cerebro de las personas con Parkinson nos está enseñando mucho sobre cómo funciona el sistema de recompensa/castigo y las adicciones. ¡Hablaremos de ello en otro post!
Referencias:
- Voon V, Napier TC, Frank MJ, Sgambato-Faure V, et al. Impulse control disorders and levodopa-induced dyskinesias in Parkinson’s disease: an update. Lancet Neurol. 2017 Mar;16(3):238-250.
Firmado por: Mónica Kurtis
solo el 17%? ese numero me parece muy bajo. muchas veces no se comenta por verguenza o falta de confianza con el medico. o por no darle importancia
Si, la mayoría de los estudios hablan de estas cifras. Ten en cuenta que se incluye a pacientes de todas las edades. Entre los afectados de inicio temprano, los porcentajes son mayores y lo que dices es cierto, sin duda infradiagnosticado porque no se comenta o no se relaciona con el tratamiento…
¡Flipo con esto!
Son aspectos del Parkinson que nunca me hubiera imaginado 😮 😮
Excelente artículo
Las adicciones, hipersexualidad, etc. Explicadas, son importantes contarlas al profeional medico, especialista, familia para que nos ayuden afrontar la situacion y buscar soluciones. Porque lo sufre toda la familia. Ruego se pida ayuda. Gracias
Totalmente de acuerdo Esther. Gracias por tu comentario. Es importantísimo que la familia lo comunique porque el paciente a veces no lo ve como problema.
Impactante post. Por favor siga escribiendo sobre este tema.
me ha encantado el artículo! gracias Mónica&Co por ayudarnos a entender mejor el mundo de la neurología. Soy consciente de que es la razón de ser de Neurofriendly, pero quería deciros que lo estáis conseguiendo! Enhorabuena!
Si, es nuestra razón de ser. Acercar el funcionamiento del cerebro y la experiencia de enfermedades neurologicas al mayor número de personas posible !Gracias por los ánimos Santi!