En estos días que ya está cerca el calor y retomando la temática de posts anteriores sobre cómo aliviar el dolor, quiero animaros a que os deis un chapuzón en la piscina para aprovechéis los beneficios del agua para mejorar vuestro estado de ánimo y optimizar vuestra calidad de vida. Son muchas las maneras y las aplicaciones en las que podemos utilizar el agua como método terapéutico o rehabilitador. Un ejemplo muy común sería el uso de baños de contraste (agua caliente y agua fría) en ciertos tipos de lesiones inflamatorias. Pero hoy me quiero centrar en cómo la terapia acuática nos puede beneficiar en los trastornos del movimiento.
HIDROTERAPIA, de origen griego, se traduce como «terapia del agua» y ya antiguas civilizaciones como la Griega y romana se aprovechaban de las propiedades terapéuticas del agua mediante el uso de los baños termales de entonces. Hoy en día este tipo de terapia se hace en piscinas. Lo ideal es que la temperatura del agua sea caliente, es decir que sea mayor de 33-34 grados, ya que nos produce una acción sedante generalizada, una vasodilatación periférica, una disminución del dolor y una sensación muy agradable que nos permite trabajar mejor.
Desgraciadamente esto no es siempre posible puesto que la mayoría de las piscinas están orientadas a ejercicios de natación u otras actividades lúdico-deportivas y se encuentran entre 24-30 grados. Pero aun así tenemos otras propiedades del agua que siempre podremos utilizar:
- El cuerpo dentro del agua pesa menos lo cuál nos permite tener más fluidez y facilidad de movimiento. Es ideal para hacer estiramientos y movimientos articulares amplios.
- El medio acuático es más inestable, por lo que estimulamos la capacidad de reacción del cuerpo buscando un reequilibrio constante.
- NO hay riesgo de caídas por lo que aumenta la confianza en uno mismo.
- Al tener mayor capacidad de movimiento, el estado de ánimo mejora considerablemente, puesto que el cuerpo es capaz de hacer ejercicios que en la camilla o fuera del agua no le serían posible.
- Por último, utilizamos la resistencia que nos proporciona el agua para aumentar el tono y la fuerza muscular.
La Hidroterapia, por lo tanto, es aconsejadable para todo tipo de personas con trastornos del movimiento: ataxia, distonía, corea, parkinsonismos y enfermedad de Parkinson. Solamente en el caso de sufrir algún proceso infeccioso, herida abierta, incontinencia urinaria, fiebre o alguna contraindicación especifica por parte de vuestro médico, sería conveniente evitar este tipo de terapia.
En resumen, estos son los motivos del por qué el trabajo dentro de la piscina es una opción ideal. Si tuvieseis la oportunidad de realizarlo con vuestro terapeuta habitual sería lo más adecuado pero, si no es posible esa opción, podéis practicarlo igualmente:
- Caminar dentro de la piscina (de frente, de lado, marcha atrás…)
- Hacer estiramientos que normalmente realizáis fuera
- Ejecutar ejercicios sencillos circulares de las articulaciones
- Incluso nadar o bailar bajo el agua si vuestras capacidades motoras os lo permiten.
Son muchas las posibilidades que os ofrece el trabajo bajo el agua, sumado a la sensación de satisfacción y libertad que vais a experimentar. Eso sí, siempre prestando atención y pidiendo ayuda si fuera necesario en el momento de entrada y salida de la piscina.
Firmado por: Vanessa Rey Olivas
Si, vedaderamete el agua es buenísima, pues cuando me rompí el brazo y no me podía
mover se mr hincharon los pies
Estuve a punto de tener una flebitis y gracias a que metía las piernas en agua fría se me quitó
la la inflamación. También estuve
Tiempo sin per subir escaleras donde estaba la ducha y en cuanto he podido subir y me ducho a diario me encuentro más relajada
Gracias por el post
Lola
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Muchas gracias a ti Lola por compartir tu experiencia. Un abrazo y mucho ánimo.