¿Existe alguna relación entre la enfermedad y la genialidad?
Esta pregunta nos la venimos haciendo desde tiempos remotos. En la antigua Grecia Aristóteles ya afirmaba: “no hay genio sin un gramo de locura”. Platón decía que la inspiración llega en estado de “locura divina” y hoy en día lo decimos de otra manera, ya se sabe, los genios y los artistas tienen “sus cosas”
Para la RAE un genio es una persona con capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables. No está demostrado que la genialidad y la locura vayan de la mano, pero sí que gracias a las enfermedades que padecieron, muchos genios pudieron ver el mundo desde otra perspectiva. Van Gogh con sus

crisis psicóticas veía noches estrelladas únicas que hoy podemos contemplar en sus cuadros, el poeta Espronceda en sus últimos artículos antes de suicidarse, nos acerca al sentimiento de tristeza que acompaña a la depresión, Schumann que sufría de trastorno bipolar, con su música nos sigue emocionando, o Marcel Proust que de no haber sido por el asma bronquial, que padeció desde los 9 años, no hubiera escrito “A la búsqueda del tiempo perdido” obra fundamental de la literatura universal.
Pero vayamos a los estudios y los datos
A/ Investigadores de CODE Genetics, empresa islandesa especializada en el estudio del genoma, y del Instituto de Psiquiatría del Kings College de Londres tomaron muestras del ADN de 150.000 personas. Encontraron 2 hallazgos importantes:
*que hay genes candidatos para la creatividad que además están relacionados con los genes candidatos de varias enfermedades mentales, especialmente con la esquizofrenia.
*que las personas que trabajaban en una profesión artística o pertenecían a una sociedad de actores, bailarines, músicos, artistas visuales o escritores, eran un 25% más propensos a portar variantes genéticas relacionadas con el trastorno bipolar o la esquizofrenia que cualquier otra persona.
B/ Según la estadística psiquiátrica el 40% de la población general sufre un trastorno psiquiátrico a lo largo de su vida y el número de personas afectadas en un momento determinado por una enfermedad mental es el 10% de la población.
A unos profesores de Harvard se les ocurrió estudiar si el colectivo de artistas seguía también esta pauta. ¿Cómo lo hicieron? Enviando un cuestionario anónimo a todos los “creadores” de EEUU asociados a lo que en España llamamos “La Sociedad General de Autores”, SGAE, para detectar cuantos estaban afectados por una enfermedad mental en ese momento.
Resultado: el 80% del colectivo de creadores tenía una enfermedad mental en el momento de la encuesta. 8 veces más que el resto de la población, que como vimos es un 10%.
C/ Entre 1973 y 2003 en el Instituto Karolinska de Suecia estudiaron a más de 300.000 pacientes que tenían trastornos psiquiátricos y que además ejercitaban una profesión creativa. Los datos del estudio se compararon con el resto de la población. Concluyeron que los pacientes con trastorno bipolar tenían más facilidad para las actividades creativas tanto científicas como artísticas, los pacientes con esquizofrenia destacaban en actividades artísticas en comparación con el resto de la población.
En síntesis, la genialidad es una cualidad condicionada por unos genes que supeditan a menudo también la enfermedad mental con la que puede ir asociada.
Existe correlación no causal entre «Locura» y «Genialidad»: ni todos los genios están locos, ni todos los locos son genios.

Llegados a este punto, para poder entender el cerebro del genio y del enfermo mental desde el punto de vista de la creatividad, tenemos que conocer cómo surge la creatividad en un cerebro normal.
¿Qué es la creatividad?
Una definición poética de creatividad serían las primeras estrofas del poema “Auguries of innocence”, escrito por el pintor y poeta británico William Blake:
To see a world in a grain of sand
and a heaven in a wild flower hold infinity in the palm of your hand and eternity in an hour |
Para ver un mundo en un grano de arena
y un paraíso en una flor silvestre, sostén el infinito en la palma de tu mano y la eternidad en una hora. |
Afortunadamente la Dra. Kurtis en el post: ¿Dónde surge la creatividad en nuestro cerebro? publicado el 28 noviembre de 2016 en este blog, explica, con la sencillez y claridad habituales, tanto el concepto de creatividad como el funcionamiento del cerebro normal en los procesos creativos. Os invito a leerlo de nuevo. Nos vemos en un próximo post donde podremos dar respuesta a las preguntas que nos formula el Dr. Oliveros Calvo, Psiquiatra:
“¿Qué habría escrito Edgar Allan Poe si hubiera podido tomar Prozac? ¿Habría compuesto Beethoven sus sinfonías más brillantes si hubiera contado con penicilina para su sífilis terciaria?”
Javier Freundlich
Me ha,encantado el,Post sobretodo porque habla de pintores y músicos. , creo que llevas razón, pues muchos creadores que conozco.tienen algún trastorno,mental. Gracias como siempre por escribir un Post interesantísimo,,del,que suemprecaprendomalgo
Muchas gracias Lola, siempre al pie del cañón a pesar de estar tan lejos
Un abrazo
Javier Freundlich
Estas relaciones siempre me resultan fascinantes.
Pienso que no solo los genios, sino todas las personas que sufren de alguna enfermedad… uhmmm, digamos que «crónica», abusando un poco del concepto, hacen cosas que no harían si no la tuvieran. Me refiero a cosas simples, como involucrarse en actividades en pro de la mejora de su enfermedad en particular. Por ejemplo, yo participando en este blog.
Por otra parte, y tal vez esto es una perogrullada, siempre me han chirriado mucho las conclusiones de algunos estudios donde se utilizan conceptos como «…8 veces más que el resto de la población» o «…en comparación con el resto de la población». ¿Quién es «el resto de la población»? Pregunta retórica por supuesto 😉
Saludos.
Buenas noches Alberto:
Gracias por participar. Tienes razón los enfermos crónicos estamos muy mediatizados por el padecer cotidiano y podemos dar grandes sorpresas, lo veremos en los próximos Posts.
La estadística puede enmascarar la realidad que pretende describir. Si yo me como una tarta y no te dejo ni probarla, desde un punto de vista estadístico de media hemos consumido la mitad cada uno. En los ejemplos que pongo la muestra es muy grande: 800.000 personas. En estos casos la inferencia estadística suele funcionar.
Un saludo
Javier Freundlich