Este año celebro mi décimo “cumplepárkison”, es decir, mis bodas de Aluminio con la enfermedad. Quisiera celebrarlas contándoos una anécdota jocosa, pues en estos años no todo han sido momentos tristes. Entre otras cosas he podido conocer a personas muy interesantes y solidarias.
Me ocurre como a una amiga mía cordobesa con la que coincidí en una fiesta de bodas de plata. Al comentarle que el año que viene serían las suyas y si las iba también a celebrar con una fiesta , me respondió, con ese espíritu senequista y estoico que caracteriza a los cordobeses:
“Hombre mal, mal, no nos ha ido, pero tampoco es como para “festejarlo”.
A mi me pasa lo mismo con el Parkinson.
Para aquellos que no lo sepáis el origen de poner un nombre a cada aniversario de boda es una tradición germánica. Cuando un matrimonio cumplía los veinticinco años de casados, la mujer era presentada ante la comunidad portando una corona de plata para celebrar la larga relación armoniosa. En el quincuagésimo lo hacía portando una corona de oro. Tradicionalmente entre los esposos el regalo que se hacían era cada vez de un material más noble simbolizando la solidez del matrimonio, plata, oro, diamantes en el sexagésimo, platino en el sexagésimo quinto, titanio septuagésimo y brillantes en el septuagésimo quinto.
En fin, no quiero divagar, volvamos a la anéctoda que os quiero contar. Se desarrolla en la desembocadura del rio Guadalquivir, el único navegable en este país. Más en concreto en una taberna de Sanlúcar de Barrameda, donde me habían llevado para cenar una tapitas ricas de la zona y degustar unas manzanillas.

En el local, bastaste pintoresco y recomendable concurren dos tipologías de clientes muy diferenciadas pero que conviven en armonía: La gente del barrio y los expertos en manzanilla y otros caldos, pues los actuales gestores del negocio, nietos del fundador, sin modificar la decoración le han sabido dar una aire nuevo con una carta de vinos y actividades relacionadas, catas, maridajes, etc, únicas en la zona y que atraen a la segunda tipología de clientes, “LES CONNAISSEURS” que dirían los franceses, entendidos o expertos que diríamos nosotros.
Siempre está lleno. Para más INRI, la noche de autos, coincidió con el segundo día de carreras de caballos en la playa. Soberbio espectáculo, que atrae a miles de personas por su colorido, ambiente, tradición y singularidad. Muy recomendable también. Por tanto a las tipologías habituales se unían dos más, los foráneos y los guiris, que hacían que el establecimiento “explotara” de clientes.
Me había tomado mis pastillas de la tarde para estar presentable durante la cata y el tapeo. No siempre me ocurre, pero en muchas ocasiones, por razones que desconozco, como a la hora, hora y media, de haberme tomado mi dosis de levodopa empiezo a sufrir discinesias: movimientos anormales e involuntarios de los brazos y de las piernas en mi caso. Hay personas que padecen discinesias en otras partes del cuerpo como en la cara o el cuello etc. (Como vimos que le pasa a Michael J. Fox en https://neurofriendly.org/2017/07/25/neurofriendly-de-tv)
Estábamos en la barra del atiborrado local, degustando una manzanilla mientras esperábamos a que nos dieran mesa. A mi lado había una pareja de guiris de mediana edad. Durante la espera, mi mano izquierda sale disparada de forma inopinada y se posa sobre el glúteo del guiri en forma de palmada. Hablando en román paladino: le di una palmadita en el culo. El matiz es importante, no golpeé su nalga sino que la palmeé lo cual es mucho más sugerente e insinuante. Tornó la cabeza y me miró con cara estupefacta y con la duda de si quería ligar con él. Rápidamente pedí excusas y no le di más importancia.
Pero, hete aquí que a mi cuerpo no le bastó con “una discinesia” y lanzó un segundo ataque, esta vez contra las nalgas de su acompañante, una señora de mediana edad, que como describiría el nobel D. Camilo José Cela, era una “mujer de buen ver y mejor palpar”. Al producirse el contacto sus ojos casi se salen de sus órbitas. En medio de la confusión mi solapa es agarrada por el primer afectado y oigo en un perfecto alemán que me iban a dar un ”sopapo”, bueno empleó otra palabra más vulgar que aquí no puedo repetir, por “sinvergüenza”, también empleó un calificativo intranscribible.
En el fragor de la batalla, uno de los dueños que afortunadamente nos conocía a ambos contendientes puso paz desde el otro lado del mostrador. Tras las oportunas explicaciones, bien regadas de manzanilla de la tierra, mi nuevo amigo alemán me dio un consejo muy útil y practico que sigo a rajatabla: “métete las manos en los bolsillos”.
No sé si lo dijo para evitarme futuros malos entendidos, o para que pagara, pues los alemanes cuando alguien nunca paga, dicen que tiene un erizo en el bolsillo. Afortunadamente puedo meter las manos en los bolsillos sin pinchazos, ¡no hay erizo!
Firmado: Javier Freundlich
DIvertidisimo ¡¡¡ por lo menos despuès de lo pasado ¿ no ? Yo, si me lo permitis., y a modo de sacar sonrisas , que es de lo que se trata, voy a contaros algo que me sucediò en un Chino de esos inmensos , de 12 pasillos interminables, en los que , en cada uno de ellos aparecìa un chino , como por arte de magia ( yo pensaba que era siempre el mismo ) miràndome de un modo extraño … os comento.
Ese dìa, no sè por què tuve yo la grandisima idea de entrar a el macrolocal en cuestion para comprar una alfombra de baño.
El caso es que , la secciòn ALFOMBRAS DE BAÑO, està, nada màs y nada menos que al final del local…. bien , pues ahi voy yo con paso decidido hacia donde me habian dicho que las encontraria con la mala suerte que, una vez llegada al lugar en cuestiòn, me quedo bloqueada no , lo siguiente…. era còmo si una fuerza mayor se hubiera apoderado de mis pies y todo lo que fuera dar un paso hacia adelante era mision imposible… imaginaros el plan: el local lleno de chinos atentos a tu cesta de compra, gente a reventar, y yo , frente a una alfombrilla de baño , con los pies anclados al suelo, pensando ¿ còmo demoniios salgo yo ahora de aqui ?
El caso es que, sin pensarmelo dos veces ( tampoco tenia mucho tiempo para pensar, la verdad ) me pillè una caja de esas de plastico que tienen ruedas y se ponen debajo de las camas…. bueno, pues ahì iba yo , agachada, agarrada a la caja con los dedos casi amorotonados de la fuerza con la que la sostenia., con el unico proposito de ¡ salir de alli como fuera ¡¡
Lo peor no fue eso, lo peor es que , en cada pasillo me encontraba a un chino mirandome con cara extraña , como diciendo ¿ QUE HARA ESTA EN CUCLILLAS , AGARRADA A LA CAJA Y TIRANDO DE ELLA ?
Yo, para disimular, mientras los sudores se me caian por la frente, me paraba dònde pillara…. daba igual , la cosa era hacer que pareciera que tenia tantas cosas que comprar que , segun el pasillo que me tocaba , con el chino a lo lejos expectante, iba metiendo en la caja de todo: escobilla para el inodoro, lazos para hacer un moño, incienso para quemar…. lo que aquella caja llevaba era toda una seleccion de productos de la tienda en cuestiòn,… y eso, segun iba avanzando, ponia contentos al personal del establecimiento por lo que , en ese aspecto, ya me sentia mas tranquila.. pero ¡ aun quedaba lo peor ¡
¿ còmo demonios saldria de alli sin la dichosa caja ? porque, sinceramente, nada de lo que alli meti, me servia de ahí a que, conforme me acercaba a la caja tuve que ir pensando en el siguiente plan de huida del dichoso CHino. El caso es que, una vez llegado a mi ultima parada … ni corta ni perezosa y sin apenas pensarmelo ( cosa que de haberlo hecho, os estaria escribiendo desde alli ) solte la caja como pude,,, ( lo que pesaba la puñetera con tanto cacharro dentro ) y al mas puro estilo chiquito de la calza…. hice algo extraño con mis pies y sali corriendo como una loca hasta llegar al parking del establecimiento donde me esperaba mi flamante y seguro coche… llegue sudando pero muerta de la risa por todo lo que habia pasado,…. desde entonces no he vuelto a pisar el chino en cuestiòn y creo que pasarà algun tiempo hasta que lo haga de nuevo porque ¡ menudo marron¡ un abrazo gema
Lola y Carlos, muchas gracias por vuestros comentarios, siempre he dicho que si no fuera por estos momentos y por las pagas extraordinarias que iba a ser de nosotros!
Un abrazo
Javier Freundlich
Jajaja, eres muy chistoso. Nos comparas con las pagas extraordinarias. Yo creo que
exageras
Hoy estoy un poco liada.- ver si me aclaro y te cuento, lo que me pasó ayer
Un abrazo
Lola
Enviado desde mi iPad
El 14 mar 2018, a las 16:16, NEUROfriendly <comment-reply@wordpress.com> escribió:
Javier Freundlich commented: «Lola y Carlos, muchas gracias por vuestros comentarios, siempre he dicho que si no fuera por estos momentos y por las pagas extraordinarias que iba a ser de nosotros! Un abrazo Javier Freundlich»
Ja, ja… me parto solo de imaginarme la cara de los guiris con la segunda palmada 🙂
Pienso que una de las actitudes más importantes de una enfermedad crónica (yo tengo distonía cervical) es poder reírse de uno mismo.
Alberto, te aseguro que de muy pocos amigos, llegué a pasar miedo!. Gracias por tu comentario
Javier Freundlich
Ha sido muy divertido , jaja, aunque para ti debió ser muy embarazoso
Supongo que les explicarías lo que te pasaba. Tú siempre tan ameno.
Buen humor siempre por delante. Compartir que la vida, a pesar de todo, vale la pena vivirla. Eso es lo que mas falta hace, ganas de vivir