Cuando se cambian las tornas y el enfermo se vuelve cuidador

Hace unos meses publiqué un post destinado a los cuidadores de enfermos (“Necesidades del cuidador”) desde la óptica del absoluto respeto que merece esta figura y la necesidad de atención que precisa. Pues, como parece cierto que el Universo te devuelve lo que proyectas en él, en los últimos meses estoy viviendo intensamente y de primera mano lo que significa ser “cuidador” y estoy experimentando la enorme carga que supone. El  estrés físico, mental y emocional es enorme al convertirse en báculo y responsable absoluto de una persona que no puede valerse por sí misma…. y que proyecta sobre ti todas sus frustraciones.

Soy madre de tres niños aún pequeños, como muchos ya sabéis, y es, sin duda, una enorme responsabilidad, pero es vivida de forma gratificante, como evolución y proyección a futuro de objetivos cumplidos. Además de ser madre, tengo la gran suerte de tener aún a mis padres conmigo. Dos “ochentañeros” que hasta hace nada se valían solos, se acompañaban y disfrutaban de “su vida de solteros jubilados”. pair-406257_640Pero como la vida no perdona a nadie, mi madre ha enfermado de gravedad y a sus 80 las está pasando canutas entre hospitales, cirugías y tratamientos de esa maldita enfermedad que es el cáncer. Así es que, si bien esta enfermedad a los 80 es menos dramática, pues forma parte del devenir de la vida…, la dependencia total de mi madre, y por ende de mi padre, ha llegado a caer sobre mis hombros, a la sazón, enferma de Parkinson.

No es nuevo ni extraño que para “los demás” estar enfermo es como estar “ocioso”, es decir, que “no trabajas” para ganarte el pan, (similar a lo que suele pensarse de las amas de casa), por ello somos presa fácil para cargar con la enfermería familiar. Para quien no está enfermo (mis hermanos, en este caso) es fácil pensar que yo “tengo más tiempo” para ocuparme de mis padres, pero lo cierto es que se hace de mil amores porque los quiero, pero en detrimento del cuidado propio que requiere mi enfermedad. Por no decir, el deterioro que el estrés y la excesiva carga me están provocando.sleep-2035383_640

Imagino que todo cuidador acusa en su salud física y mental la carga de la que estoy hablando. El enfermo (me incluyo en calidad de tal) proyecta a su alrededor un halo de negatividad que chupa la energía de quienes le rodean. La dependencia en demasiadas ocasiones se torna déspota y convierte en siervo al cuidador a poco que se descuide. Por ello, no es sólo el tiempo y esfuerzo que requiere atender a un familiar enfermo, sino que la energía necesaria para protegerse y mantener la actitud positiva. No dejarse arrastrar por las circunstancias se convierte en el reto diario a lograr.

zen-2040340_640Y la paciencia…esa sí que se agota. Se agota en el enfermo y se agota en su cuidador. Cultivar la paciencia es ahora mi objetivo.

Eso, y sobrevivir a mi etapa de cuidador.

 

 

 

Firmado por: Marta Val

 

5 comments

  1. Marta iba a quejarme porque estoy regulín de mi ya veterano ( 24 otoños ) Parkinson, pero después de leerte me he sentido abochornado. No hay queja, tan solo desearte lo mejor a ti y a tu madre. Te conozco de coincidir en fisioterapia en la asociación y puedo afirmar que eres una persona absolutamente fuera de lo común. Un abrazo.

  2. Marta, no sé que decirte, me parece sobrehumana la situacion familiar, que describes, a la que debes hacer frente. Todo tiene un límite. Cuidate mucho y reflexiona porque las superwomen no existen, y parece que tu brazo te ha avisado….
    Lo que si puedo decirte, como consuelo, es que no sabemos la paciencia que somos capaces de desarrolar hasta que no la necesitamos.
    Con mi gran admiración, un saludo Pilar

  3. Gracias queridos amigos. Para completar la historia y al hilo de que el universo nos devuelve lo que proyectamos en él, os contaré que mi etapa de cuidador se ha visto truncada de un modo un tanto brusco por nuestro amigo Parkinson, quien me ha proyectado contra el suelo una vez más y ahora tengo un brazo roto que pasará por quirófano de forma inminente y portaré un flamante yeso durante al menos 6 semanas. Así que …etapa de cuidador pasada. Y es que “qué malo es quejarse!”😜

  4. Marta, como enferma crónica, cuidadora de dos “ochentañeros” ( en mi caso, mi padre con parkinson ) y con una hermana «sana», te entiendo perfectamente. Días en los que no puedo con mi alma y delante de ellos disimulo para que encima no se preocupen (que eso es muy de padres), y luego llego a casa y lo único que quiero es meterme en la cama.
    Tienes todo mi apoyo
    Marga

  5. La verdad es que no comprendo, para que existen las residencias en España.como es posible que una enferma de Parkinson pueda cuidar a très hijos y a una madre enferma de Cancer? Eso para mí sería imposible, yo cuidaba de mi padre de 90 años cuando mi marido enfermo de Cancer. y sintiéndolo mucho tuve que mandar a mi padre con mi hermana pues me era imposible hacer las dos cosas.ademas que yo cogi una depresión de caballo. Lo tengo bién pensado, cuando tenga que depender de una persona , me voy a una residencia.que las hay muy buenas . Gracias Marta por compartir tu problema, pues eso nos hace pensar

Deja un comentario