El cine nos traslada a otras realidades y, bien contada, una película nos puede enseñar mucho de Historia, de Geografía, de Ciencias Naturales y, sí, también de Neurología. De todas las enfermedades neurológicas, las que más se han llevado a la gran pantalla son la enfermedad de Alzheimer y la epilepsia. Pero en los siguientes posts vamos a asomarnos a las producciones cinematográficas en las que aparecen trastornos del movimiento, como el parkinsonismo y la enfermedad de Parkinson.
El objetivo será destacar la verosimilitud, o no, con la que se ha trasladado al cine algo tan complejo como una enfermedad neurológica que genera problemas de movilidad y otros problemas no tan visibles, como puede ser la depresión, el dolor o las dificultades cognitivas. Y para empezar, queremos dejar claro que ninguna película habla de una enfermedad de manera global, sino que, a través de un personaje , cuenta lo que puede padecer y sentir una persona concreta. Esto hace buena la máxima que tanto se pregona en el colectivo médico: no hay enfermedades sino enfermos.

Empezamos por viajar hacia atrás en el tiempo hasta el año 1990, fecha en que se estrenó la película estadounidense Despertares (Awakenings), dirigida por Penny Marshall. El guión lo firma Steven Zaillian y se basa en las experiencias vividas por el famoso neuropsiquiátra Oliver Sacks y plasmadas en su libro del mismo título. La película cuenta con la notable interpretación de Robin Williams dando vida al Dr. Malcom Sayer (alter ego de Oliver Sacks) durante sus primeros años como médico.
El Dr. Sawyer llega al Hospital del Bronx neoyorkino y se encuentra con una serie de pacientes que están en un estado aparentemente catatónico (no se mueven ni reaccionan) y prácticamente se han fusionado con el mobiliario del centro médico. Su acinesia (falta de movimiento) corporal y facial es tal, que parecen impenetrables. Pero el joven Dr. Sayer les observa con inteligencia y empatía y aprende a reconocer que son personas pensantes atrapadas en un cuerpo inmóvil.

Entre esas personas, el Dr. Sawyer establece una relación especial con uno de sus pacientes, Leonard Lowe, al que interpreta Robert De Niro de manera magistral. De Niro, que en aquellos años atravesaba su mejor momento como actor, consigue impregnar de verosimilitud al personaje de Leonard, trasmitiendo al espectador lo que supone no poder moverse y sus miedos, sus frustraciones y sus ilusiones. Este trabajo le supuso una nominación al Óscar.
Leonard y sus compañeros de clínica padecen un parkinsonismo achacado tradicionalmente al virus de la encefalitis letárgica, que fue endémico en las primeras décadas del siglo XX. Este mal atacó a Leonard en su infancia, como se aprecia en algunas escenas en flashback del colegio, y dejó como secuela la terrible rigidez y lentitud que padece en la película, situada en los años 70.
Revisando la literatura médica de la época y analizando lo que sabemos en la actualidad de los virus neurotropos (virus que atacan el sistema nervioso central como, por ejemplo, el virus de la Varicella Zoster, el de la mononucleosis, o el VIH), esta relación causa efecto entre el virus de la encefalitis letárgica y el parkinsonismo como secuela (que los neurólogos llamamos post-encefalitico) no queda tan claro (1). Hoy sabemos que este diagnóstico se puso de moda en aquella época y probablemente muchos de los parkinsonismos consecuentes eran verdaderas enfermedades de Parkinson y no secuelas del virus.
De lo que no cabe duda es que Robin Williams logra una interpretación brillante como abnegado médico que se desvive por desentrañar los misterios que esconde la enfermedad, luchando contra el escepticismo de sus colegas de profesión y los propios familiares de los enfermos. Hasta que da con la clave. Utiliza la droga recién descubierta en 1967, gracias al trabajo, del científico griego-americano Geroge Cotzias y del neurofarmacólogo sueco Arvid Carlsson (este último ganó el Premio Nobel en Fisiología Médica en el año 2000 por este motivo) para tratar la enfermedad de Parkinson: la levodopa. Con ella, el Dr. Sawyer consigue que Leonard se despierte. Pero no todo queda solucionado así.

Cuando veáis la película (esperamos que haya quedado claro que es un peliculón que merece la pena) tened en cuenta que si la enfermedad de Parkinson no tuviese tratamiento en la actualidad, la vida de los pacientes se parecería a la del personaje de Leonard, algo que, como ya hemos dicho, Robert De Niro consigue recrear de manera sobresaliente.
Y como ya es sabido que la realidad supera la ficción, es obligado cerrar este post comentando que Robin Williams se suicidó en agosto de 2014. Tres días después, su esposa, Susan Schneider, hizo público que Williams padecía una enfermedad neurológica neurodegenerativa y que no se encontraba preparado para hablar de ello en público. En septiembre de 2016, Susan Schneider publicó en la revista Neurology una editorial titulada “El terrorista dentro del cerebro de mi marido” (2), donde explica el infierno que padeció Williams por culpa de la enfermedad que estaba padeciendo: Demencia por cuerpos de Lewy, cuyos síntomas (y patología cerebral) se pueden parecer mucho a los de la enfermedad de Parkinson. Susan dedica la carta a la comunidad científica, específicamente a los neurólogos, con el objetivo de acercarnos a la cotidianidad del paciente y del cuidador y darnos motivos para seguir investigando. La carta es muy emotiva e inspiradora; de hecho, podría ser el guión de una película.
Firmado: Santiago Casanova y Mónica Kurtis
Referencias:
- Vilensky JA, Gilman S, McCall S. A historical analysis of the relationship between encephalitis lethargica and postencephalitic parkinsonism: a complex rather than a direct relationship. Mov Disord. 2010,15;25:1116-23; 124-30.
- Williams SS. The terrorist inside my husband’s brain. Neurology. 2016,27;87:1308-11.
Gracias, Mónica. Hace muchos años una amiga me regaló esta película. Me gustó mucho y nunca pensé que años más tarde iba a estar metida en este mundo del Parkinson. Y más fuerte aún lo que cuentas del suicidio de Robin Williams, vinculado a la demencia por cuerpos de Lewy. Volveré a verla, ahora con nuevos ojos (y nuevo corazón). Me parece genial este apartado sobre el cine. Y otra cosa más, ¡has conseguido que por rimera vez en mi vida esté escribiendo en un blog! Abrazos
👍😊 está bien salir de nuestra zona de comfort ¿verdad? Te aseguro que si hace unos años me dicen que estaría escribiendo un blog tampoco me lo creo!
Ya me has enganchado al blog Mónica!! ENHORABUENA!!
La verdad es que me encantó «Despertares» ya hace unos años, y volví a verla hace poco como motivo de nuestra visita de Susan Schneider Williams al Retiro que celebramos por primera vez en el Departamento de Trastornos del Movimiento de la Universidad de California en San Francisco.
No solamente se refería a esa “ironía” de que Robin Williams fue el «médico ficticio» de un síndrome parkinsoniano que más tarde le fue diagnosticado, y cómo no pudo enfrentarse anímicamente a ese diagnóstico. Desde entonces como una de las directoras de la junta ejecutiva del American Brain Foundation, se acerca a la comunidad científica y médica con testimonies de pacientes y cuidadores, y el porqué es tan importante que sigamos encontrando opciones no solo farmacológicas sino de mejora de calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores, tanto a nivel físico, psicológico y espiritual.
Gracias Mónica por tus posts, sigo aprendiendo mucho de tí.
Felicidades por el post! Brillante! Me animaré a ver la peli.
Gracias a todas por vuestros comentarios. Esperamos que os guste tanto como a nosotros.
Madre mía. Creo que vi esa película al menos 15 veces….. aunque reconozco que no he sido capaz de verla de nuevo desde mi diagnóstico de Parkinson……Gracias por retarme a verla de nuevo. Me ha encantado este post.
¡Qué interesante! Gracias a los dos.
Felicidades me encanta leer sus post….gracias¡¡¡¡
Que interesante Monica y Santi. Me encanta leeros