¿Fingir ser feliz? Sí, ¡funciona!

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De todos es conocido el poder de la mente sobre el cuerpo. Cómo las situaciones emocionales complicadas y sostenidas en el tiempo pueden provocar enfermedades. Son las que llamamos enfermedades funcionales, y pueden estar relacionadas con el estrés psíquico (un disgusto importante o una situación de preocupación continúa) o físico (un accidente de coche o una cirugía). Enfermedades cardiovasculares, digestivas, dermatológicas, tienen una relación directa con “el estilo de vida” y por tanto con aspectos emocionales y comportamentales. Habitualmente cuando estamos ansiosos, deprimidos o estresados, utilizamos frases del tipo: “esto me va a provocar una úlcera”, “me va a dar un infarto” o “me saldrá un sarpullido”.

Pues sí, la mente, nuestra estabilidad emocional, puede producir o favorecer la aparición de enfermedades. Más aún cuando la inestabilidad emocional comienza a alterar patrones de comportamiento vital como la alimentación o el sueño.

Resulta muy difícil cambiar nuestras emociones, nuestra mente racional sabe o puede llegar a saber lo que debe hacer, pero nuestra mente emocional es mucho más dominante, sutil y compleja y, por tanto, difícil de modificar o controlar. La buena noticia es que del mismo modo que la mente influye en nuestra salud (patrones físicos), nuestro comportamiento corporal y físico (que sí controlamos con la mente racional y consciente), podrá modificar las emociones. Así, cambiando comportamientos, modos, gestos, costumbres influiremos directamente sobre nuestro estado emocional. Es el poder del cuerpo sobre la mente.

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Mujer sonriendo ante un espejo

Ya hace más de un siglo, Charles Darwin escribió “Si dejamos libertad a la expresión física de una emoción, esta se intensifica. Por otro lado, la represión, en la medida de lo posible, de todos los signos externos de una emoción, hace que esta emoción se suavice… Incluso la simulación de una emoción tiende a suscitarla en nuestra mente.”(1) Es decir, nuestra expresión física de una emoción, sea sonreír o llorar, puede modular nuestro sentimiento mental de esa emoción.  Y William James dio un paso más y aseguró: “no sonreímos porque estamos alegres, sino que estamos alegres porque nuestra consciencia ha sido informada de que estamos sonriendo”(2). Haz una prueba sencilla: sonríe ante un espejo, aunque sea forzadamente, hasta lograr un gesto convincente de felicidad… y ¡sorpresa! poco a poco te sentirás feliz.

Es lo que se ha llamado retroalimentación facial, basado en el sexto sentido: la propiocepción. Forzar gestos relacionados con emociones, produce cambios en nuestro estado de ánimo….en el nuestro y en el de las personas que nos rodean (3). Cuesta creerlo ¿verdad?, pero en realidad, observamos nuestra influencia sobre los demás continuamente, ¿porque no vamos a poder influir sobre nosotros mismos?. Los niños, por ejemplo, responden de inmediato ante los gestos de sus padres, por eso, solemos forzar caras de enfado para mostrar reprobación o sonreímos a nuestros hijos para reforzar su comportamiento.

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Niños gesticulando

Ellos lo captan de inmediato, gracias a unas neuronas que se llaman en espejo que son verdaderamente fascinantes. Se activan cuando la persona hace algo (por ejemplo, levantar las manos enfurecido o sonreír de oreja a oreja), y también, como su nombre indica, cuando le ven hacer estos mismos gestos al otro, y por tanto sintiendo la emoción que ese gesto conlleva (4). El sistema de neuronas en espejo nos permite tener empatía y entender el mundo que nos rodea y se postula que esta alterado en algunas enfermedades mentales y en el autismo como leíamos en el post de Penélope sobre su hijo Sami.

Estas prácticas, al igual que bailar, cantar o hacer deporte, tienen una influencia clara y definitiva en la manera en que nos sentimos, por lo tanto, quizá la cuestión sea relativamente sencilla. Si nos comportamos como personas felices, sanas y satisfechas, lograremos sentirnos más felices, tener más salud y estar más satisfechos. No sólo nosotros, sino también los que nos rodean, porque, no lo olvidemos, la risa es contagiosa (gracias a esas neuronas en espejo de las que hemos hablado antes).

En definitiva, mens sana in corpore sano, que significa que hay que cuidar la mente en un cuerpo sano para alcanzar un equilibrio vital.

En el Día Internacional de la Mujer, queremos dedicar este post a todas las mujeres del mundo y, en especial, a las mujeres que dedican su vida a luchar por nuestros derechos en todos los ámbitos.

Firmado por: Marta Val y Mónica Kurtis

Referencias:

  1. Darwin, C.. The expression of emotions in animals and man. N.Y.: Appleton. (1873)
  2. William James. What is an Emotion: Source: Mind, Vol. 9, No. 34 (Apr., 1884), pp. 188-205 Published by: Oxford University Press on behalf of the Mind Association
  3. Laird, Self-attribution of emotion: the effects of expressive behavior on the quality of emotional experience.  J Pers Soc Psychol. 1974 Apr;29(4):475-86.
  4. Rizzolatti G, Craighero L. The mirror neuron system. Ann Rev Neurosci. 2004;27:169–92,

6 comments

  1. Es difícil fingir felicidad cuando se sufre una enfermedad física, dolorosa y limitante o se está viviendo una situación emocionalmente angustiosa. Pero sí es cierto que el autoengaño, el presentarse ante el mundo con una sonrisa, aunque sea forzada, ayuda , si no a convencernos de que «estoy bien», cuando se está roto por dentro, al menos a mandar un mensaje pidiendo serenidad a nuestra mente . Es un ejercicio de auto control. Darwin de esto entendía mucho ya que fue un estoico que con ejemplar flema británica nunca se quejo de sus achaques físicos, que fueron bastantes. Una vez recibí un sabio consejo: «de casa hay que salir llorada» . No es fácil pero ante la adversidad hay que procurar ver algo positivo en la propia vida , véase post anterior sobre el Optimismo. Seremos más felices, o si se prefiere , seremos menos infelices. Sobre todo no amarguemos a los que nos rodean . La naturaleza humana puede ser egoísta, tiene poca paciencia con el eterno quejica amargado y sale huyendo , ¿o no?

  2. Creo que la conexión cuerpo/ mente – mente/ cuerpo existe, si se consigue que ambos formen una única unidad, conseguirás una armonía plena en conjunto y con el entorno.

    Un fundamento importante de un sistema filosófico y religión china antigua (taoísmo). Aprendamos de ello….

    Los occidentales tenemos una percepción y nivel de vida muy diferente que muchas veces, nos complica mucho más la existencia que la propia realidad en que vivimos.

    ¡¡¡ RECUERDEN !!!!

    La felicidad no es una meta sino una actitud para ir por la vida.

  3. Creo entender el sentido del comentario de Anna referente a la Introducción a la Teoría de la felicidad en Parkinson. Esta enfermedad es como una cuñada de esas que un día aparecieron en tu vida con la intención de quedarse y ahí siguen 23 años después, cuñada y Parkinson.
    Tanto ella como yo hemos alcanzado tal dominio de la sonrisa forzada, que resulta un verdadero manual de aceptación de la realidad. Si la vida te da la espalda, tócale el…timbre.Saludos

  4. Estimada Anna, por tu comentario parece que has leído este texto como algo que avala el autoengaño. Es evidente que no nos hemos entendido bien. El post habla del poder que tiene el cuerpo sobre la mente, mostrando algunos datos de estudios psicológicos y neurológicos, y alguna técnica para utilizar este poder a nuestro favor, para ayudarnos. Nada más. No pretende dar ninguna lección de vida que, por supuesto, no se puede reducir a réirse ante un espejo. Espero que a través de esa aceptación que comentas puedas encontrar tu camino.

  5. Estimada Dr.Kurtis tengo parkinson y al principio » fingía ser feliz», tengo 45 años y después de diez años del diagnóstico, ya no me autoengaño, lo acepto y no soy feliz. Gracias

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