Por fin estamos de vuelta a la normalidad tras las fiestas navideñas. Así que, después de desearos que este nuevo año os traiga muchas cosas buenas, os dejo el primer post de 2017 y a ver si conseguimos «Empezar el año buenaMENTE».
No sé vosotros pero, como consecuencia de los festejos, yo llevo unas semanas sin tregua, lo que se dice a toda pastilla. Esto me ha hecho pensar en la importancia de frenar o parar nuestra frenética actividad física y mental, algo que parece especialmente necesario en nuestra época, donde todo va muy rápido. Nuestra mente y nuestro cuerpo, que pueden ser comparables a la carrocería y el motor de un coche, a veces necesitan tirar del freno de mano. O sea, hacer un STOP.
Este post no va a ser una clase de educación vial. ¡Tranquilos! Su contenido se centrará en comentar los hallazgos científicos que avalan el beneficio de incorporar una parada a nuestra vida cotidiana, sea a través de la meditación o de su versión moderna y occidental llamada mindfulness.
El mindfulness fue introducido a la comunidad científica por el biólogo molecular Kabat-Zinn y se define como “la conciencia que emerge, a través de la atención al momento presente que se ejerce con intención y sin juicios, de la experiencia que se va desenvolviendo de momento en momento” (1). Os invito a volver a leer esta definición despacio. El mindfulness implica volcar la atención y vivir en el ahora, con aceptación, sin rollos de culpabilidad y sin las preocupaciones del futuro.Esta búsqueda de consciencia del momento presente se basa en varias técnicas que incluyen la meditación.
Existen múltiples estudios de alta calidad que demuestran el beneficio de la meditación sobre el estrés, la ansiedad, la depresión, el dolor (2), e incluso de enfermedades neurológicas. Sí, aunque parezca mentira, un estudio randomnizado (y por tanto bien diseñado), demostró que el mindfulness puede reducir el número de crisis epilépticas (3) y otro con pacientes parkinsonianos sugiere que esta práctica puede mejorar el control motor (4).
¿Qué pasa en el cerebro con la meditación? Los estudios de neuroimagen sugieren que la meditación produce cambios estructurales en el cerebro. Se ha visto que hay diferencias en las personas meditadoras cuando se comparan con no-meditadoras e, incluso, que una imagen del cerebro (una resonancia magnética, por ejemplo) no es igual antes que después de meditar. Los meditadores tienen un aumento de la corteza prefrontal dorsolateral, de la que ya os he hablado en otros posts (¿Qué ha pasado en el cerebro de los americanos? y ¿Dónde surge la creatividad en nuestro cerebro?), que está implicada en el pensamiento racional y la creatividad. También existe un crecimiento de zonas como las cortezas sensoriales, que nos permiten relacionarnos con el exterior y que controlan la auto-conciencia del cuerpo (la ínsula). El hipocampo, centro principal de la memoria, y regiones implicadas en las emociones como el cíngulo también están más desarrolladas. Por último, también tienen un aumento de las fibras de conexión (fascículo superior y el cuerpo calloso), es decir, de la red de carreteras que conecta regiones dentro de cada hemisferio y la autopista que los conecta entre sí (5).

¡WOW! La meditación puede producir cambios de la anatomía cerebral. Es absolutamente impresionante, casi increíble ¿verdad? Quizás no debería sorprendernos tanto ya que la plasticidad cerebral es bien conocida. Como ya hemos explicado en otra entrada, tocar un instrumento musical de forma continuada conlleva una hipertrofia de la corteza implicada en el control del movimiento (¿Se puede ejercitar el cerebro demasiado?), al igual que la repetición de juegos malabares y otros movimientos que requieren destreza. ¿Por qué no íbamos a poder cambiar otras áreas del cerebro que tienen que ver con el razonamiento, la conciencia y las emociones?
¿Cómo se producen estos cambios? La mayoría de estudios apuntan a que se deben a un aumento de las conexiones entre las neuronas (axonogénesis) más que a un crecimiento de las neuronas o número de neuronas (neurogénesis). Existen otras preguntas sin respuesta todavía. ¿Qué significan estos cambios estructurales en el cerebro? ¿Sirven para algo? Las personas con mayor desarrollo de estas zonas, ¿tienen mejor control de la atención, de sus emociones, del dolor? ¿Persisten en el tiempo estos cambios? ¿Siguen siendo beneficiosos? Faltan datos para poder ofrecer conclusiones definitivas al respecto y se debe seguir investigando.
En resumen, existen suficientes datos a favor de que hacer meditación o mindfulness es positivo para nuestro bienestar y, posiblemente, también para nuestro cerebro. Por tanto, cuando pacientes o amigos me preguntan qué pueden hacer para estar mejor, entre otras cosas, les comento la posibilidad de aprender estas técnicas y es mi propuesta para «empezar este año buenaMENTE». Ya me contaréis.
Firmado: Mónica Kurtis
Referencias:
- Kabat-Zinn J. Mindfulness-based interventions in context: Past, present, and future. Clin Psychology Sci Pract. 2003;10:144–56.
- Goyal M, Singh S, Sibinga EM, Gould NF, Rowland-Seymour A, Sharma R, Berger Z, Sleicher D, Maron DD, Shihab HM, Ranasinghe PD, Linn S, Saha S, Bass EB, Haythornthwaite JA. Meditation programs for psychological stress and well-being: a systematic review and meta-analysis. JAMA Intern Med. 2014;174:357-68.
- Tang V, Poon WS, Kwan P. Mindfulness-based therapy for drug-resistant epilepsy: An assessor-blinded randomized trial. Neurology. 2015;85:1100-7.
- Pickut B, Vanneste S, Hirsch MA, Van Hecke W, Kerckhofs E, Mariën P, Parizel PM, Crosiers D, Cras P. Mindfulness Training among Individuals with Parkinson’s Disease: Neurobehavioral Effects. Parkinsons Dis. 2015;2015:816404.
- Fox KC, Nijeboer S, Dixon ML, Floman JL, Ellamil M, Rumak SP, Sedlmeier P, Christoff K. Is meditation associated with altered brain structure? A systematic review and meta-analysis of morphometric neuroimaging in meditation practitioners. Neurosci Biobehav Rev. 2014;43:48-73.
Gracias doctora por dar a conocer desde un punto de vista científico, los beneficios de una técnica tan sencilla y a la vez tan efectiva, y que está al alcance de todos.
Buen artículo y propuesta que veo muy positivo profundizar. Desde mi punto de vista y después de 8 años conviviendo con esta mochila llamada Parkinson, existe mucha posibilidad de éxito si la parte psicológica ( ánimo, filosofía de vida y autocontrol ), tiene más peso que la farmacológica.
Dentro de tener un equilibrio estable entre la evidencia ( conocimiento y sabiduría ) y la experiencia del paciente, equilibrio que debe ser consensuado previamente especialista- paciente y que ya se ha comentado en otros comentarios de este blog, está en nuestra mano que la parte psicológica, sea una fuente y pilar importante para que ese equilibrio se mantenga activo y de forma eficaz. Por ello, cualquier técnica que nos ayude a ello, es importantísimo.
Ruego me corrija si me equivoco pero esta técnica de Mindfulness, se basa en la filosofía del budismo y esta tiene sus bases en el taoísmo. Religión cohesionada china que incluye cuestiones sobre cuál es la naturaleza de lo que existe (animales, seres humanos, mares, ríos, estrellas, etc.) como lo que debe ser hecho, es decir, la moral. Según Lao Tse, filósofo chino fundador del taoísmo, decìa que lo que es correcto hacer emana de el orden natural de las cosas, así que naturaleza y moral son una sola cosa…
La unidad cuerpo – mente debe ir unida y tenemos que fomentar la misma trabajando y como bien dice el artículo “ moldeando “ partes de nuestro cerebro para tener una armonía completa y estable.
¡¡ Interesante !! Y no menos curioso de conocer y poner en práctica.
Me parece un consejo estupendo. Todo lo que nos ayude a conservarnos mejor hay que probarlo y sobre todo despues de estas » fiestas» que nos dejan agotados
Me gustaria saber donde se puede aprender, he mirado en internet y me parece muy intersante pero tu opiniòn es necesaria.
Como siempre estás al dìa de todo lo que nod beneficia.
GRACIAS